martes, 6 de agosto de 2024

Un lobo estepario

"¡Cómo no voy a ser un Lobo Estepario, un ermitaño desgreñado, si estoy hundido en este mundo cuyas metas no comparto, cuyas alegrías no me atraen! No soporto mucho tiempo en un teatro ni en un cine, apenas puedo leer un diario, pocas veces miro un libro moderno: no puedo entender cuál es la diversión y la felicidad que los hombres buscan en trenes y hoteles repletos, en cafés llenos de gente con música fuerte y sofocante, en los bares y varietés de las elegantes ciudades de lujo, en las exposiciones mundiales, en los corsos, en las conferencias para los sedientos de cultura, en los grandes campos de deporte. No puedo entender ni compartir esas alegrías que estarían al alcance de mis manos y por las que hay miles que se esfuerzan y se amontonan. Y aquello que, por el contrario, sucede durante mis escasas horas de felicidad, lo que para mí representa placer, aventura, éxtasis y enaltecimiento, es algo que el mundo a lo sumo conoce, busca y ama en la poesía, pero que en la vida le parece una locura. Y de hecho, si el mundo tiene razón, si la música en los cafés, si los entretenimientos de masas, si esas personas americanas con tan pocas pretensiones tienen razón, entonces yo estoy equivocado, estoy loco. Entonces en serio soy el Lobo Estepario, tal como me describí varias veces: el animal perdido en un mundo ajeno e incomprensible que ya no es capaz de encontrar su hogar, su aire, su alimento".

Hermann Hesse |El lobo estepario

jueves, 1 de agosto de 2024

"Juramento hipocondríaco"

-Cómo se encuentra?
-No me encuentro, doctor, estoy perdido.
Escucho borroso, veo voces.
Ha de ser la humedad
que te mata y te deja seco.
Ha de ser que hay un hueco
en el sentido del mundo,
en mis cinco sentidos profundos,
en la verdadera farsa
que es coro, estribillo y comparsa,
en las palabras que escuchan
y los oídos que hablan
del mal sabor de recuerdos.
Por eso, doctor, me pierdo
y acabo como al principio:
llenando huecos a lo loco
y eso, doctor, no es poco.
_Pero mejor no los llene,
deje que el vacío persista,
que no hay vacío que no exista
porque su espacio nos sostiene.
_Ya me va a mandar pastillas,
lo presiento.
_Esta vez no, lo siento,
y agárrese de la silla:
usted precisa ejercicio y viento,
dormir bien unos días,
peinarse un poco y buen alimento.
Y en un mes nos vemos,
si sigo ocupando este asiento,
si alguno de los dos no ha muerto.
_Doctor, se me puso fatalista...
_Es que ya la mutualista
no le cubre el tratamiento;
y si le cobramos un ojo
después lo atendemos por tuerto.

Peter O'Dhinny, "Juramento hipocondríaco"